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| Desde el lejano, memorable y glorioso origen de la Orden de La Merced en el Señorío de Vizcaya (Burceña 1483) surge esta nuestra Comunidad Mercedaria según consta en las crónicas de nuestro archivo. A lo largo de toda su historia a través de la Santidad de vida monacal llevada con gran seriedad el cumplimiento de sus compromisos humanos y divinos dentro del carisma redentor y mariano de la orden. Ha sido cual faro luminoso que iluminaba las sendas de todo caminante. |
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| En 1970 la Comunidad se trasladó de Bilbao a Lañomendi. En su nueva mansión ella sigue valorando y revitalizando, su carisma ser presencia de lo trascendente a través de una vida sencilla, austera, orante y fraterna. En este gran monasterio hemos preparado espacios adecuados para los jóvenes que desafiando lo que el mundo les ofrece se atrevan a seguir a Jesús. |
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Dios siempre providente con su iglesia, en los siglos XIII y XIV ante el peligro que suponía para la fe de los cristianos su cautiverio entre los musulmanes y movido por una inspiración divina encomendaba por Nuestra Santísima Madre, nuestro padre Pedro Nolasco funda una familia religiosa para la redención de aquellos cautivos el 10 de agosto de 1218 en la Catedral de Barcelona. |
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| María de Cervellón, nuestra primera monja mercedaria, después de realizar gestiones oportunas (25 de marzo de 1265) participa del mismo espíritu redentor de la Orden de La Merced. María de Cervellón se inmoló y se volvió a inmolar en aras de su compromiso redentor. |
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| Nos legó como rica herencia lo que ella aprendió de San Pedro Nolasco: - A vivir como Cristo, una relación ininterrumpida con el Padre en obediencia y en una entrega gratuita por los hombres. - A vivir como Nuestra Madre en un constante “Fiat” a Dios proclamando sin cesar su amor y colaborando en la obra redentoria de Cristo. - A llevar consigo las Sagradas Escrituras y a leerlas de rodillas. |
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| Con Santa María de Cervellón y en la Escuela de San Pedro de Nolasco a través de los siglos y en cada momento histórico cimentamos nuestro “ser y hacer” sobre la sólida base de nuestra bendita Orden de La Merced. |
